domingo, 7 de febrero de 2010

La avaricia se vence con actos de generosidad

D. José Gil Llorca, nos habló este viernes sobre el pecado capital de la avaricia.
Tenemos que preguntarnos: ¿qué me aparta de Dios? Cosas y/o personas concretas que enfrían mi relación con Dios y podrían apartarme de él totalmente.
La avaricia es el afán desmedido por los bienes materiales. Ponemos el corazón en dichos bienes ocultando y desterrando a Dios y a nuestros hermanos de nuestro corazón.
Hoy en día, la avaricia se ve claramente cómo se hace presente en esta sociedad de consumo, pues, nos crea necesidades que no tenemos para, a renglón seguido, caer en la tentación y comprar, comprar y comprar todo aquello de lo que podríamos prescindir y no nos pasaría nada, absolutamente nada. Hoy se valora más el tener que el ser. Tanto tienes, tanto vales.
El remedio contra este pecado es la generosidad. Mirad al joven que le dio al Señor cinco panes y dos peces, sólo tenía eso, sin embargo, se lo dio al Señor. Y Él hizo el milagro de la multiplicación. Por el contrario, el joven rico se quedó con lo que el Señor le pidió y, aparte de que se fue triste, ahí, no pudo hacer el Señor el milagro, el joven no quiso. ¿Tú qué decides, ser como el joven de los panes y los peces o como el rico que se fue triste porque no quiso dar lo que tenía?

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